martes, 26 de mayo de 2020

Reforma o Revolución de Rosa Luxemburgo: introducción, resumen, crítica y aplicación a la actualidad


Introducción
El libro, publicado inicialmente en como una serie de fascículos, fue escrito en 1899 por la polaca Rosa Luxemburgo, destacada teórica del marxismo y miembro del SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania), el partido obrero más fuerte de Europa.
El contexto histórico en el que se ubica la obra es el de la lucha contra el revisionismo, fundado por Berstein, que pretendía reformar el Marxismo. Debido a ello, Luxemburgo se vio obligada a redactar este libro para combatir las tendencias desviacionistas que se presentaban en el seno de su partido, del cual Berstein también era miembro.
La obra se divide en diez capítulos a través de los cuales Rosa va enunciando las ideas de Berstein al mismo tiempo que las confronta con los principios del Socialismo Científico, y así, demostrar que los principios del Marxismo siguen siendo válidos.
Resumen por capítulos
En el primer capítulo, titulado "El método oportunista" se expone como Berstein abandona uno de los pilares de la teoría marxista: la lucha de clases y argumenta que el Capitalismo prevalecerá debido a su capacidad de adaptación. A continuación, se presentan los ejemplos que, según Berstein, hacen del Capitalismo un sistema estable:
1) Sistemas de crédito, que evitan crisis generales
2) Mejora de las comunicaciones
3) Organizaciones patronales
4) Producción más variada, que provoca el surgimiento de clases medias
Además, Bernstein afirma que el proletariado ha visto mejorada su situación económica y política, por lo que el camino a seguir consiste en mejorar sus condiciones mediante el cooperativismo, abandonando la idea de la conquista del poder político.
Por otro lado, Rosa contraargumenta afirmando que estas concepciones son anticientíficas, ya que niegan los tres resultados principales del desarrollo capitalista, a saber:
1) La anarquía de la producción
2) La socialización del proceso productivo
3) El aumento de la organización y la conciencia de clase
Por lo tanto, defender la postura de los medios de adaptación implica negar que el Socialismo es una necesidad histórica y que el Capitalismo es reformable.
El segundo capítulo, titulado "La adaptación del capitalismo" profundiza en su crítica a las “pruebas” aportadas por Bernstein.
En primer lugar, como el sistema de créditos permite generar un gran capital a partir de pequeños capitales mediante las acciones, es capaz de aumentar la capacidad de producción y favorecer la especulación, provocando así crisis, las cuales son el resultado de las contradicciones entre la capacidad de producción cuasi ilimitada y la capacidad de consumo restringida.
En segundo lugar, el argumento de la posibilidad de que las organizaciones patronales sean capaces de terminar con la anarquía en la producción al poder regularla, no se mantiene, ya que no contempla que todas las ramas de la producción están interconectadas y, en consecuencia, es imposible regular la rama de producción que controla una de estas organizaciones. Las crisis, cíclicas en el Capitalismo, estallarán y el capital volverá a ser individual. Además, tales organizaciones acentúan las contradicciones entre el carácter internacional de la economía y el nacional del Estado, provocando guerras aduaneras.
En el tercer capítulo, titulado "La construcción del Socialismo mediante reformas sociales" Luxemburgo argumenta la imposibilidad de tal camino al Socialismo. Para ello, confronta los argumentos de Berstein con los del Socialismo Científico. Según Berstein, la teoría del colapso del sistema como camino al Socialismo no se producirá ya que el Capitalismo se adapta, por lo que sería posible alcanzarlo mediante el sindicalismo y las reformas sociales, que acabarán convirtiendo al capitalista en un mero administrador.
Luxemburgo contraargumenta que los sindicatos no pueden regular la producción, además de que el desarrollo histórico niega que el capitalista pase a convertirse en un mero administrador ya que no existe la expropiación por etapas y que es contradictorio con el sistema de créditos y de acciones, los cuales consolidan al capitalista como propietario.
En el cuarto capítulo, titulado “El Capitalismo y el Estado” Berstein afirma que la evolución del Estado contribuirá a la realización gradual del Socialismo. Por otro lado, Rosa Luxemburgo recuerda que el Estado es una organización de dominación de clase y que con el desarrollo de éste los intereses de clase chocan más. Además, el parlamentarismo por muy democrático que sea representa los intereses de la clase dominante, por lo que una victoria electoral del SPD no es un paso más hacia la construcción del Socialismo.
En el quinto capítulo, titulado “Las consecuencias del revisionismo social y naturaleza del revisionismo” Luxemburgo refuta las herramientas que presenta Bersntein, sindicalismo y parlamentarismo, como vía al Socialismo. Ya que, según ella, dichas herramientas son útiles y necesarias pero su papel es únicamente educar a las masas en la necesidad del Socialismo, debido a que éste se alcanzará gracias a las contradicciones internas del propio sistema capitalista y el aumento de la conciencia de clase de los trabajadores. Por lo tanto, el revisionismo de Berstein queda desnudo y se demuestra que es una teoría idealista, reaccionaria y mecanicista.
En el sexto capítulo, titulado “Desarrollo económico y Socialismo” Berstein argumenta que el Socialismo no es una necesidad histórica ya que el número de accionistas ha crecido, por lo que la clase capitalista se ha hecho cada vez mayor. Por otro lado, Rosa Luxemburgo afirma que lo importante es que las sociedades de acciones se han extendido a pequeñas y medianas empresas debido a la creciente socialización de las sociedades de accionistas, acumulándose el capital y acentuándose la separación producción-posesión.
En el séptimo capítulo, titulado “Cooperativas, sindicatos, democracia” Berstein defiende que cooperativas y sindicatos son el camino al Socialismo. Sin embargo, Luxemburgo considera imposible la construcción del Socialismo a través de cooperativas ya que éstas son un híbrido entre Socialismo y Capitalismo, presentan contradicciones y solo pueden competir en el mercado local.
Por otro lado, Berstein entiende que la gran ley del proceso histórico es la Democracia, pero Luxemburgo lo niega, ya que basta analizar la Historia para darse cuenta de que la Democracia está ligada al futuro del movimiento socialista.
En el octavo capítulo, titulado “La conquista del poder político” Berstein desliga las reformas de la revolución, considerando a las primeras buenas y a la segunda mala. En consecuencia, Rosa Luxemburgo considera que ambas están interrelacionadas y que las reformas deben estar dirigidas pensando en la Revolución. Por lo tanto, la conquista del poder político por parte del proletariado es necesaria para la construcción del Socialismo, será difícil, largo, prematura en algunos casos y con derrotas, de las que se aprenderá para el futuro.
En el noveno capítulo, titulado “El colapso” Luxemburgo analiza como la teoría de Berstein colapsa, ya que, negando la teoría del colapso económico como paso previo al Socialismo, acaba negando todo el Marxismo: plusvalía, teoría del valor, materialismo dialéctico, lucha de clases, etc.
En el décimo y último capítulo, titulado “Oportunismo en la teoría y en la práctica” Luxemburgo afirma que la teoría de Berstein es la base teórica de las corrientes oportunistas y que éstas basan el Socialismo en la lucha contra el modo de distribución, y no de producción, lo cual es idealista. Además, pronostica la futura superación de estas concepciones, ya que éstas son solo una fase más del desarrollo del movimiento obrero.
Crítica
Se trata de un fácil y rápido de leer, ya que son solo unas 100 páginas. No conviene que sea el primer libro que alguien que quiera formarse en Marxismo deba leer, ya que se debe tener una base teórica mínima, pero sí de los cuatro o cinco primeros.
Por otro lado, da la sensación de que es muy repetitivo, pues vuelve una y otra vez a los mismos conceptos, esto posiblemente se deba a que inicialmente fue publicada por fascículos.
La obra es útil para familiarizarse con el concepto básico de lucha de clases, que Berstein abandona y Rosa recupera para poner al desnudo su teoría reformista; entender que las reformas son necesarias pero no suficientes para construir el Socialismo, ya que deben ir orientadas hacia la Revolución y la concienciación de las masas; que el Capitalismo es un sistema inestable debido a sus propias contradicciones internas; que las crisis son un producto directo de él y que la tarea de la conquista del poder político es una asignatura pendiente del proletariado, a la cual no puede renunciar si quiere alcanzar el Socialismo.
Aplicación a la actualidad
En esta época podemos observar cómo múltiples partidos teóricamente de izquierdas (PSOE, Unidad Podemos, …) presentan las mismas concepciones que Berstein, tal vez incluso peores, ya que ni siquiera llegan a hablar de la construcción del Socialismo.
Estos partidos no hablan de la lucha de clases y para ellos las crisis son el resultado de una mala gestión del Capitalismo, no una prueba directa de la necesidad de superar este sistema.
Además, en sus discursos conciben al Estado como un ser neutral y no una organización violenta, construida y utilizada por la clase dirigente para reprimir a la clase explotada.
También se dirigen a la clase media como si existiera. La definición de clase social debe ser materialista y científica, es decir, aludir a la posición que uno ocupa en las relaciones de producción y no en función del dinero que gane, pues puede darse el caso de que un obrero gane más que un empresario y no por eso es burgués. Cabe puntualizar que sí se puede hablar de sectores o capas medias, que estarían constituidas por pequeñoburgueses o aristocracia obrera.
Estos partidos se llenan la boca con la palabra Democracia, como si fuera un todo y un concepto neutral. Democracia y dictadura son dos palabras ligadas, lo que para unos es democracia para otros es dictadura: democracia burguesa es dictadura del capital y democracia obrera es dictadura del proletariado. Hablar de Democracia a secas es olvidar que la sociedad está dividida en clases sociales y que la lucha entre éstas es el motor de la Historia.
Otra concepción bernstiana que defienden es la lucha por reformas que influyan en el modo de distribución: subida de impuestos a grandes empresas, impuestos progresivos, mejor fiscalidad, más y mejores becas, etc. Bienvenidas sean estas reformas, pero no se debe olvidar que tarde o temprano serán atacadas y revertidas.
Por otro lado, queda en evidencia que estos partidos representan los intereses de la burguesía al tener discursos sociales “de izquierda”, pero realizar políticas económicas “de derecha”, dirigiéndose a los ciudadanos como si todos tuviéramos los mismos intereses por el hecho de pertenecer a un mismo país. Un ejemplo de esto es cuando el PSOE de Zapatero legalizó el matrimonio homosexual, un gran avance en nuestro país y motivo de orgullo, pero rescató a la banca con dinero público en la crisis de 2008.
En conclusión, estos partidos compiten entre sí para ocupar el ala centro izquierda de la política española y ver quién de ellos es capaz de gestionar mejor el Capitalismo, siendo la pata izquierda del Régimen del 78. Ante esta situación, la pregunta ¿Reforma o Revolución? queda contestada a sí misma: Revolución.

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